14 abril viernes. La ciudad blanca. Arequipa
Alojamiento: Hoteles Gutierrez Mansión. 36 euros.
Visita de la ciudad de Arequipa: Monasterio de Santa Catalina, Plaza de
Armas, Templo de la Compañía de Jesus,
Mirador de Yanahuara, Mercado de San Camilo.
La noche transcurrió
bajo el ruido de las calles y de las discotecas prácticamente hasta las 4 am,
aunque llegaba muy amortiguado y no influyó para disfrutar de un buen descanso.
A las 5,30
puntualmente apareció Juan. Al no haber tráfico en poco menos de media hora
llegamos al aeropuerto. Pasamos los controles de seguridad muy fácilmente ya
que aquí no nos pidieron que sacáramos los líquidos y otra ventaja adicional:
por ser mayores de 60 años podemos disfrutar del embarque preferente.
Estupendo, es una manera de asegurarnos que nuestro equipaje viene con nosotros
en cabina y no será enviado a la bodega porque no quepa ya en la cabina. A las 8 en punto volábamos rumbo Arequipa.
Inicié una animada
charla con el compañero de asiento a mi izquierda arequipano y viajero por su
trabajo, quien nos da consejos sobre comidas y lugares donde disfrutar de ella.
Angel le pregunta por un taxi y nos da el teléfono de una persona de una
empresa que le hace a él el servicio cuando vuela por motivos laborales. En
este caso le recogería su mujer.
Y desde el avión y
según nos acercamos a Arequipa el paisaje comienza a cambiar, y comenzamos a
disfrutar de la vista de poderosas cadenas montañosas con elevados picos
coronadas por nieve.
Cuando abandonamos el avión por la manga nuestro compañero de viaje llama nuestra atención sobre lo que podemos divisar al fondo, el impresionante cono volcánico del Misti, con su cima blanca, y nos hace una foto. También nos señala, como lo hizo en su momento desde el avión, las otras dos cimas espectaculares que se elevan sobre la llanura de Arequipa: el Pichu Pichu y el Chachani. La visión es espléndida y maravillosa.
El paisaje ha cambiado y nos
sorprende gratamente. Y también cambia la temperatura que ha descendido
considerablemente y no resulta tan agobiante como en Lima. A la salida nos
escanean los equipajes ya que parece que hay un insecto de una fruta calificado como plaga que está
en otras regiones de Perú y quieren evitar que entre, así que buscan en el
equipaje dicha fruta. No es nuestro caso.
Una vez en la terminal
del aeropuerto no encontramos ningún mostrador
de taxis y solo vemos conductores fuera esperando la salida de posibles
clientes. Esto nos intranquilizó y pensamos que lo más seguro era llamar al
teléfono que nuestro compañero de vuelo nos facilitó. Elmer, de la empresa Estia: +51958962117 pero no podía venir él así que nos envió
otra persona que se identificó y que hizo el servicio a la perfección y con el
que estuvimos manteniendo una animada charla sobre la situación del país y la
presencia española en la ciudad.
En poco tiempo
llegamos a nuestro alojamiento, Hoteles Gutierrez Mansión un edificio de época
a pie de calle y cuya puerta da directamente
a ésta, pero las habitaciones se
distribuyen alrededor de un patio interior por lo que resultaba muy tranquilo
no llegando nada del ruido de la calle pese a ser una vía adoquinada y bastante
transitada. Pero he de confesar que para la selección del hotel y dado que era
relativamente frecuente leer comentarios sobre lo ruidosa que es la ciudad,
puse especial atención en que el hotel fuera calificado como silencioso o tranquilo
pidiendo además al hotel que la habitación así lo fuera.
A nuestra llegada también
encontramos el hotel cerrado, pero a nuestra llamada rápidamente acuden a
atendernos. Habitación suficiente de espacio y limpia. Luego comprobaríamos que su situación era muy
buena, cerca del centro de la ciudad, del convento de Santa Catalina y la Plaza
de Armas.
Nos da unas breves
indicaciones de sitios a visitar mostrándonos fotografías y nos aconseja donde
comer.
Una vez instalados
envío un Whatsap a la agencia Anderra travel con quien habíamos contratado desde España la excursión hacia el Mirador del
Cóndor en el Valle del Colca. (+51958138789 . https://www.anderratravel.com/tours_en_arequipa/tour_de_2_dias_al_valle_del_colca.php, para concertar la hora y el lugar de
recogida de mañana para ir a Chivay en una excursión de 2 días, 1 noche para
ver el vuelo del cóndor.
Aquí es importante
destacar que por lo que pudimos deducir son muchas las agencias que ofrecen
esta excursión de Arequipa a Chivay y mirador del Condor, bien en un día o de
dos días con una noche. Estas empresas se agrupan principalmente en la plaza de
Armas y leímos que contratar esta excursión directamente allí resultaba más
barato que hacerlo desde España. Pero, preferí no tener que dedicar tiempo a
buscar una empresa y comparar precios por lo que lo dejé todo listo antes de
partir.
Estas empresas lo que
hacen a su vez es subcontratar estas plazas a un autobús pequeño de unos 20 asientos
que nos llevaría a hacer esta excursión de 2 días, 1 noche, con el guía
respectivo común a todos. Así que en el mismo autobús íbamos viajeros que habíamos
contratado este servicio en distintas agencias. Y lógicamente el precio también
varíaba. De hecho me resultó sorprendente que me llegaran a pedir hasta 110
dolares por persona con otra agencia cuando a través de Anderratravel pagué 35
euros por cabeza si quería que me incluyera el hotel, o 25 euros si el hotel lo
buscaba yo. Todas incluyen paradas en
miradores, a ver llamas y alpacas, el
desplazamiento a unas termas y a una cena nocturna con espectáculo incluido,
así como al día siguiente paradas en varios lugares y luego el Mirador de la
Cruz del Condor. No incluye la entrada a
las termas, la cena y la entrada al mirador del Condor. El importe sube unos 10
euros si en vez de regresar a Arequipa se quiere viajar a Puno, como en
principio era nuestro plan.
Instalados nos dirigimos en primer lugar al cercano Monasterio de Santa Catalina e iniciamos una visita algo apresurada ya que estábamos impactados por el tamaño de este Monasterio que ocupa una superficie de 20.000 metros cuadrados y está formado por un conjunto de edificios religiosos.
A la entrada
coincidimos con una familia catalana que han visitado ya el Machupicchu y nos
hablan de su guía, resaltando algunas de sus cualidades. Nos lo recomiendan
pero inicialmente le digo que ya he contactado yo con uno, pero, me doy la
vuelta y les pido los datos. Fotografío su tarjeta y la guardo en el teléfono.
Realmente es un festín para la cámara: los colores, la luz,….lo
inundan todo mire donde se mire. Únicamente recordar el tamaño del lugar, nos
arranca de la contemplación de estos rincones que llenan el Monasterio sacándonos de nuestro ensimismamiento para continuar con la visita.
Encontramos el Patio del Silencio, pintado con un bonito color carmesí y lugar donde se reunían las monjas para rezar el rosario y leer la biblia, y el Claustro de los Naranjos. Este último, de paredes celestes, cuenta con naranjos y tres cruces en las que cada Viernes Santos se representa la Pasión de Cristo.
Nos sentimos atrapados
en una especie de laberinto de colores en el que se mezclan las celdas de las
monjas de clausura con cocinas y capillas. Hay seis calles llenas de flores,
cada una con nombres de ciudades españolas: Málaga, Sevilla, Córdoba,
Granada, Burgos y Toledo que desembocan en patios. Lo más sorprendente del
Convento de Santa Catalina es que su plan “urbanístico” es más propio de una
ciudad que de un centro religioso.
Subimos a la parte superior donde encontramos lo que podríamos calificar como restaurantes. Y dudo de usar este calificativo porque lo que realmente vemos son distintos espacios donde la gente desarrolla su negocio de “restauración”, donde junto a la pared han instalado una pequeña cocina donde con cacerolas e instrumentos muy domésticos, preparan los alimentos y no consigo ver si tienen agua corriente.
Caminando por calles
llenas de gente regresamos a nuestro hotel comprando antes un par de empanadas
que junto con las mandarinas, sería nuestra frugal cena.
Leo en algún
comentario de booking, que desde la azotea del hotel se tienen unas hermosas
vistas de la ciudad y los volcanes así que al atardecer subí hasta allí
disfrutando, efectivamente, de unas impresionantes vistas de los tres conos
volcánicos y de los tejados de la ciudad, y no fue una vista peor que la del
mirador de Yanahuara.
15 abril sábado. El valle de Colca
Alojamiento: Le Foyer de Colca. Yanque. 27 euros
Arequipa a Yanque. Termas de Chacapi.
A las 7 subimos a la
cafetería y ya nos estaban preparando un
delicioso desayuno que tomamos con ganas mientras charlábamos con la persona
encargada. A las 7,30 nos recoge un pequeño microbús de 16 plazas para iniciar
el camino a Chivay. Somos los primeros en abordarlo y en sucesivas paradas se van sumando más pasajeros que va recogiendo en
distintos puntos de la ciudad, todos peruanos. Llevamos un guía que nos va
informando de todo.
Al poco de salir de la
ciudad, paramos a comprar agua, hojas de coca o lo que fuera para combatir el
mal de altura para poner ya rumbo a Chivay.
Inicialmente circulamos por una carretera de doble sentido cargada de camiones enormes. Es una carrera de obstáculos, adelantamos uno y hay otro.
Y ahora mi
preocupación era contactar con Carlos, el taxista de Yanque, con el que
habíamos acordado que nos recogiera en Chivay sobre las 12 cuando llegaran allí
los colectivos, para ponerle al corriente, pero no tenemos cobertura. No
obstante le envío y whatsapp y le digo que le llamaré.
Descendemos ya hacia Chivay.
Se va abriendo poco a poco la niebla y
al fondo se dibuja un verde y fértil valle, el del Colca.
Y llegamos al restaurante.
Es selfservice y el precio es muy asequible y bien elaborado (90 soles los dos
unos 24 euros). Continuamos rumbo a las termas parando antes en un lugar por si “alguien
quiere hacer tirolina”. Nadie se anima y mientras esperamos, rompe a llover así
que seguimos nuestro camino.
Cuando decidimos irnos
llamé a Carlos quien en tan solo cinco minutos se presentó a buscarnos. Nuestro
guía nos acompañó para sacar las maletas y mochilas. En poco tiempo estábamos
en la puerta de nuestro alojamiento y nos pidió 4 euros por el trayecto, pero
le dimos 5 uno menos de lo que le hubiéramos abonado si hubiera hecho el
servicio desde Chivay. No nos sobra el dinero, pero era lo que nos parecía más
justo para él.
Tras descansar salimos en busca de comida pero los restaurantes estaban cerrados ya que estaban en fiesta y debían estar reunidos en un lugar determinado, así que únicamente pudimos comprar agua y comer unas galletas con algo de fruta sobrante del mercado de San Camilo. De nuevo, me costaba andar y las piernas me pesaban. Maldito mal de altura.
Mañana nos recogerían
a las 6,30 para dirigirnos a l mirador de la Cruz del Cóndor a contemplar el
vuelo de estas aves, por lo que nos fuimos pronto a la cama. Y una vez más, descansé muy mal con un sueño
ligero, agitado y discontinuo. No me servía nada, ni melatonina, ni aquilea, ni
orfidal. Nada de nada.
16 de abril, domingo. El vuelo del condor
Alojamiento: Hoteles Gutierrez Mansión. Arequipa. 36 euros.
Yanque-Mirador de la Cruz del Cóndor-Arequipa
A las 6,30 estábamos esperando en la plaza de Yanque, animada para ser tan pronto, a que nuestro transporte nos recogiera. Mientras nos entretuvimos observando a las mujeres con sus vestidos típicos. Y nuestro transporte no solo llegó con un poco de retraso, si no que se bajaron todos a tomar un café, lo que no conseguíamos comprender ya que tan solo 7km separaban Yanque de Chivay y acababan todos de desayunar. Así que resignados dedicamos algo de tiempo a fotografiar las fumarolas del volcán Sabancaya visible desde la plaza y sobre el que llamó nuestra atención el guía.
Tras unos 15 minutos
continuamos nuestro viaje haciendo paradas en un par de miradores más. Aunque nuestro
guía limitaba siempre el tiempo de éstas,
el resto de los pasajeros se lo saltaba y siempre había que esperar a alguien.
Es una de las razones por las que no me gusta viajar en grupo.
Por fin llegamos al mirador de la Cruz Cóndor a casi 3300 metros, donde ya había mucha gente
y descendimos al final. El día era
luminoso por lo que no habría motivo para que no los viéramos volar.
Nos da una hora. Y yo protesto por dentro. ¿y si en una hora no han ascendido aún?. Deberíamos quedarnos hasta verlos, siempre y cuando la espera fuera razonable y por la climatología fuera probable que volaran. Prefería esto que lo habíamos hecho hasta llegar aquí, parando en todos los miradores.
Nos acercamos a este
inmenso cañón, un profundo tajo que ha dado aquí la naturaleza convirtiéndolo
en uno de los tres más profundos del mundo junto con el cañón del Colorado. Se
encuentra entre dos volcanes gigantes, de más de 6000 metros de altura.
Estamos en la parte
superior de este mirador y no se ven cóndores.
De pronto comenzamos a ver uno, luego
otro y parece que se pueden contemplar mejor en el mismo mirador que nos queda
más abajo ya que parecen volar sobre él. Inicialmente decidimos acercarnos pero
calculamos que en ir y volver podemos
perder unos 20 minutos que no vamos a emplear en disfrutar de su vuelo. Y me
enfado. No solo hemos llegado un poco justos de tiempo sino que el transporte nos ha dejado lejos del
mirador principal.
A la hora prevista
regresamos al autobús para iniciar el regreso, con algunas paradas turísticas con degustación de bebidas y bailes típicos antes parar en Chivay en
otro lugar para comer. También autoservicio, pero de calidad inferior, no solo
en la comida sino en el resto de las instalaciones. Angel inocentemente se lo
comenta al guía y yo le regaño porque no parece mostrar interés alguno por nuestro comentario.
De nuevo nos detenemos
en el bosque de piedras y yo aprovecho
una vez más para usar los baños ya que siguiendo los consejos para luchar
contra el mal de altura, bebo mucha agua aunque no alcanzo los 4 litros al día
de los que hablan.
Y alrededor de las
16,30 comenzamos a entrar en Arequipa. Y digo comenzamos porque antes
atravesamos kilómetros y kilómetros de lo que parece un mercado al aire libre
con mucha, muchísima gente. También nos
llama la atención la pobreza de estos suburbios que ya pudimos ver desde el
avión cuando íbamos a tomar tierra.
Pero nuestro transporte no nos deja en los hoteles sino en un lugar cercano a la plaza de Armas aunque nos dice que si a alguien le viene mejor otro sitio por el que pasemos, solo hay que decirlo. Y en un momento que pasa como una exhalación identifico el convento de Santa Catalina que está a tan solo 400m de nuestro hotel, pero no me da tiempo a decir nada y me molesto mucho porque el guía sí lo sabía y nos podría haber informado.
Llegados al lugar
definido nos bajamos y en unos diez minutos recorrimos andando tirando de nuestras
maletas la distancia entre el hotel y este punto. Y de regreso al mismo hotel, nos
dan también la misma habitación
Y de nuevo me enfrento a una noche que resultó movidita, donde cada dos
horas me despertaba.