Afortunadamente siempre existe
otro día, y otros sueños, y otras risas,
y otras personas, y otras cosas.
Y la pandemia se
extendió por dos años en que nos dio miedo viajar, pero ya en el verano del
2022 comencé a pensar seriamente en retomar lo que casi se había convertido en
una extraña aventura. Hacerlo en el 2019 llevó trabajo y esfuerzo, pero
deshacerlo también, y ahora, ….había que montarlo de nuevo.
Es cierto que no
partía de cero, pero aún así, el trabajo era arduo.
A primeros de
diciembre de 2022 nos atrevimos, no sin cierto temor, a comprar los billetes de
los vuelos, tanto internacionales como los nacionales. Sería para abril, en una
“ventana” en la que nuestros hijos podrían cuidar a nuestra compañera peluda,
ya muy viejita, Tula con 15 años sobre sus pelos. Esa “ventana” se abría
después de la Semana Santa, que terminaba el 9 de abril y se cerraba el 28 cuando
comenzaba el puente de mayo. Así que las fechas iban del 12 al 27 de abril.
Pero una semana
después de tener todos los billetes en mano, se desencadena una terrible crisis
social en Perú que produce unos graves incidentes donde mueren más de 60
personas en manifestaciones contra el Gobierno y donde las protestas consisten
en cerrar carreteras y tomar aeropuertos. Esta grave crisis se prolonga durante
meses en la que nuestro Gobierno no recomienda viajar a Peru y donde se suceden
las manifestaciones, cortes de carreteras, tomas de aeropuertos, haciendo
peligrar por segunda vez nuestro viaje. Se declara el estado de emergencia en
el País que en regiones como Cusco se prolonga hasta primeros del mes de abril.
Así que este viaje,
deseado, ansiado, también se comenzó a convertir en temido provocando una
inquietud casi continúa y que nos llevaría prácticamente hasta principios de
Abril donde ya tomamos la decisión de viajar ya que el país parecía tranquilo,
exceptuando la región de Puno donde persistía la conflictividad con cortes
intermitentes de carreteras. No quisimos arriesgarnos a quedarnos atrapados
allí poniendo en peligro el resto del viaje.
La información sobre
la evolución de los acontecimientos la obtuvimos a través de la oficina de
turismo de Peru en España quien nos facilitó un whatsap operativo las 24 horas
del día y todos los días donde informaban puntualmente de la situación del
país. Allí nos ponían al tanto de forma inmediata. Pero recalcaban siempre que
era una información puntual y no podían pronosticar ni prever su evolución.
La preparación fue
lenta, porque ya no soy capaz de abarcar lo de antes, los años van pesando.